Para llevar adelante una buena negociación que incremente las probabilidades de culminar con los resultados deseados es necesario seguir algunos consejos o pasos. Sin embargo, estos no serán suficientes si no controlas determinadas emociones que te pueden afectar e incluso echar a perder todo.
Se trata al menos cuatro emociones que poseen todas las personas por defecto y que se evidencian mediante acciones que están presentes en una negociación.
Emoción 1. La ansiedad
Debido a que por momentos la negociación se hace lenta y tú quieres finalizarla cuanto antes para verte favorecido, la ansiedad es una emoción (o factor) que se vuelve protagonista en estos casos.
Por más difícil que sea, debes controlarla ya que, en caso contrario, la ansiedad empeorará tu situación, perderás el foco de la negociación y todo te jugará en contra.
Emoción 2. La ira
Casi en paralelo a la anterior, la ira puede surgir como consecuencia de, por ejemplo, la incertidumbre de cómo continuará la negociación, la situación que genera la otra parte o, simplemente, porque los resultados no están siendo los anhelados.
Por esta razón, tienes que prepararte bien antes de iniciar una negociación, pensar cada paso y detalle y mentalizarte que tendrá una duración larga y con momentos un tanto desagradables.
También debes tener paciencia y saber que ninguna negociación importante se resuelve en pocos minutos, sino que cuenta con varios pasos y situaciones difíciles.
Emoción 3. La insatisfacción y el arrepentimiento
A diferencia de la ansiedad y la ira, a la insatisfacción y el arrepentimiento no debes esconderlos por completo, sino expresarlos en cierta medida ya que son emociones necesarias y que se evidencian durante el habla.
La insatisfacción y el arrepentimiento poseen en la práctica dos grandes diferencias; la primera es inevitable ya que depende de los que proponga la otra parte que, en cualquier caso, es probable que resulte desagradable para ti.
Por su parte, la segunda es producto de querer retractarte de algo; querer cambiar una condición o volver atrás en el tiempo para comunicar otra cosa.
Así, el arrepentimiento se evita pensando bien lo que vas a decir antes de comenzar la negociación. Si bien no es algo muy grave, debes hacer todo lo posible para no sentirla.
Emoción 4. La alegría y la excitación
Ambas son producto de una negociación que se encamina a otorgarte los resultados anhelados o, incluso, a superar tus expectativas iniciales. Debes moderarlas por al menos dos razones.
Por un lado, implica gozar la victoria en la cara de la otra persona o parte, lo que implica alterar el vínculo o, en muchos casos, salir ganando pero a costa de perder algo en el mediano o largo plazo.
A su vez, si de una negociación importante se trata, debes mostrar seriedad y profesionalismo en todo momento. Por ello estás obligado a controlar al máximo estas emociones.